El domen de Menga se cubre con un túmulo de 50 m. de diámetro y está orientado hacia el noreste (acimut de 45º), es decir, al norte de la salida del sol en el solsticio de verano; una orientación totalmente anómala en este contexto cultural. Sin embargo, la razón de esta anomalía es el alineamiento con la Peña de los Enamorados, una montaña que recuerda por su forma un rostro humano durmiente.
El carácter de singularidad del conjunto megalítico de Antequera es su entorno paisajístico, en el que destaca su relación con esta formación natural de gran prominencia y significación cultural
(Bartolomé Ruiz Gonzalez. http://www.institucional.us.es/antequera/ )
habitantes de la región, y por ser el elemento topográfico más visible y destacado de la depresión
de Antequera, La Peña de los Enamorados ha constituido históricamente un hito paisajístico
con fuerte presencia en las narraciones orales locales. No parece que fuera muy distinto
para las primeras sociedades agrarias de la región, asentadas desde el VI milenio cal ANE en
un marco geográfico que, como el Torcal de Antequera, invita sin duda a la contemplación de
las formas de la naturaleza. De hecho, el diseño arquitectónico original de Menga incorporó y
asumió a La Peña (y muy específicamente a su sector Norte), en tanto que formación natural
conspicua en su entorno paisajístico, lo cual a su vez debe ser relacionado con los descubrimientos arqueológicos realizados por nosotros recientemente. Aunque dada la ausencia de un
marco cronológico absoluto no es posible plantear la cuestión más que en términos hipotéticos,
la construcción de Menga dio continuidad a un elemento del paisaje que tenía ya entonces (y
posiblemente con anterioridad) una gran importancia ideológica y simbólica.
(Luis Garcia Sanjuan .http://www.departamento.us.es/dpreyarq/web )
..................hay una referencia casi constante en la bibliografía a bloques naturales citados como posibles “menhires”. La respuesta más generalizada ante estas informaciones es la desechar – eso sí, de forma más o menos velada – estas referencias, que son vistas a menudo como el mero fruto de un deseo por identificar nuevos yacimientos; la otra, poco explotada en nuestro país, es la de intentar valorar las posibilidades de que ciertos elementos naturales (en este caso un determinado elenco de afloramientos) hayan podido tener una significación particular en algunos momentos del desarrollo histórico de las sociedades humanas. En la base del rechazo del papel cultural atribuido a estos bloques para el período Neolítico, la idea de la ruptura con la naturaleza tras el Mesolítico, fundamentado en este caso por una posible “domesticación” del paisaje, ha tenido, sin duda, un peso importante.
........... En ningún momento se pretende dar cobertura total a la idea de que un determinado bloque haya tenido un significado particular en el contexto del megalitismo ibérico, pero sí se intenta determinar si pueden o no existir indicios de que esto haya sido así. La simple confirmación de esta premisa debería bastar para relanzar el debate en torno a unas expresiones que, por el mero hecho de ser susceptibles de formar parte del bagaje sociocultural de un pueblo, merecen ser estudiadas al mismo nivel y con la misma intensidad que aquellas que nos resultan, a priori, más fácilmente comprensibles. ..........
http://www.crookscape.org/textjun2006/text08.html
http://jlgalovart.blogspot.com/2007/08/antequera-la-roca-de-los-enamorados-y.html
http://jlgalovart.blogspot.com/2007/12/la-percepcin-de-una-roca-como-tal-y-el.html